El año 2020 pareció eterno, algo así como el inicio la tercera guerra mundial, incendios forestales, movimientos telúricos, huracanes, inundaciones y erupciones volcánicas; la expansión del Coronavirus, fue el detonante de la más grande crisis sanitaria, política y económica a nivel mundial.
Confinamiento, medidas de restricción, suspensión de clases, cierre de empresas, despidos, inestabilidad económica y psicológica fueron algunos de los devastadores efectos del Coronavirus en el mundo. El 9 de marzo 2020 el “Lunes Negro” se dio la peor caída de la bolsa de valores desde el 2008. En noviembre, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Colombia fueron golpeados por los huracanes ETA y IOTA, con pérdidas de vidas valiosas, agudizando los problemas económicos y sociales, como el desempleo, pobreza, desnutrición, perdida de viviendas e infraestructura. En el año 2020 todos los países cerramos con porcentajes negativos en la generación del Producto Interno Bruto PIB, a excepción de China que creció su economía 2.5%.
Anhelamos de corazón que el año 2020 nos haya enseñado en todo el mundo, a ser más humanos, solidarios, empáticos, responsables, emprendedores, trabajadores, creativos, innovadores y a trabajar en equipo. Hoy vemos con claridad el significado del refrán “En las Grandes Crisis, están las Mejores Oportunidades”, muchos son los hermanos latinoamericanos y en todo el mundo que emprendieron durante ese año, otros evitamos que nuestras empresas fueran a la quiebra gracias a la búsqueda de nuevos mercados, diversificación de productos y servicios y reestructuraciones financieras integrales. Las remesas de los migrantes, contra todos los pronósticos se incrementaron en la región.
Contamos con la Fe y la Esperanza de que la situación irá mejorando, con las vacunas que irán llegando poco a poco a nuestros países y que el panorama económico será de crecimiento positivo, sin embargo, a algunos sectores les tomará 2, 3, 5 o 10 años recuperarse, debemos poner los pies sobre la tierra y comprender que el mundo no es ni será jamás el mismo, debemos reforzar el cumplimiento de protocolos de salud preventiva y mejorar los sistemas de salud. Esta no es la primera crisis que vivimos en Guatemala y el mundo, por ello tenemos la certeza que, con el esfuerzo de cada uno de nosotros, una vez más saldremos adelante. Es tiempo de cambiar el paradigma y enfocar nuestros esfuerzos en rescatar, reencauzar y desarrollar Guatemala, Centroamérica y América Latina.
Debemos sentar las bases para el Desarrollo Integral de nuestras naciones. El momento es clave, el acontecer geopolítico y geoeconómico mundial representa una enorme oportunidad para el desarrollo económico de la región, con nuevos liderazgos en el sector político, académico, religioso, empresarial, laboral, de pueblos indígenas, medios de comunicación y de todas las esferas de la sociedad.
Este año conmemoraremos el Bicentenario de la Independencia de Guatemala y la Región Centroamericana, 2021 representa la excelente oportunidad para planificar estratégicamente los próximos 100 años. Con objetivos, metas y plan de acción para el corto, mediano y largo plazo para erradicar la pobreza y la desnutrición. Debemos enfocarnos en atraer inversiones, crear empleos, oportunidades, garantizar la vida, la libertad, la propiedad privada, certeza jurídica, estado de derecho, gobernabilidad, lucha contra la corrupción, salud y educación, para avanzar firmes hacia la Guatemala, Centroamérica y América Latina que todos anhelamos con Desarrollo Integral. Manos a la obra. Bendiciones para Ustedes y sus Familias.
Luis A. Velásquez Q.
Comprometido con el Desarrollo